María Matveeva y su visión sonora Siberiana
La multifacética voz de una soprano de Omsk, que ha llevado las ‘Historias Siberianas’ (‘Siberian Tales’), a diversos continentes, hoy añade un capítulo más a esta antología sonora.
‘Vision’, cuarta canción del proyecto ‘Siberian Tales’, a cargo de María Matveeva y el compositor Eric Mouquet, del proyecto francés “Deep Forest”, se circunscribe a este periodo de cambio interno y externo que enfrenta nuestro mundo, nos cuenta Matveeva desde Treviso, Italia, donde pasó la mayoría del confinamiento durante 2020.
Aunque el videoclip para ‘Vision’ estaba escrito para ser grabado en Rusia, María aprovecho la pandemia para adaptar el concepto a la situación que enfrentamos. “Espero que la gente lo disfrute, ha sido un periodo muy prolífico creativamente”.
‘Siberian Tales’, platica María, es un proyecto autobiográfico, “porque cada canción está conectada con un sitio de Siberia donde estuve, y algo importante sucedió en mi vida”. Fue así con una de las ciudades en el norte de Siberia, Khanty-Mansisk, donde aún hay muchas tribus chamánicas, y que definió la primera canción en colaboración con el proyecto francés “Deep Forest”.
“Con ‘Siberian Tales’ tengo la oportunidad de compartir las experiencias que he tenido con la gente que he conocido a lo largo de mi vida”.
“La voz de mi abuela definió mi camino”
Contrario a muchas historias, María Matveeva no siguió el camino profesional de sus padres en la ciencia o la academia. “Empecé a estudiar música a los 5 años, tocaba el piano, me gustaba mucho. Mi abuela María, profesora de Astronomía, tenía una gran voz y siempre estaba cantando, así que decidí seguir el camino de la música”.
María mandó, a sus 15 años, una selección de grabaciones suyas a una academia de Jazz de Nueva York y fue invitada a matricularse, pero madre no se lo permitió, y le recomendó buscar una opción en su ciudad, Omsk, Siberia. “Entré al Colegio de Música Shebalin, de muy buen nivel, pero la línea de estudio es el canto clásico. Ahí descubrí mi voz lírica, estaba sorprendida porque cantaba mucho en mi casa, distintos géneros como el Soul, pero nunca me había acercado a lo clásico. Continué en este camino, me invitaron a Moscú, y entendí que, si quería hacer una carrera, tenía que ir a la gran ciudad”.
Y así fue. En Moscú, María conoció a un importante Maestro de la Ópera, y la invitó a una Masterclass internacional. “De pronto, ya estaba volando a Italia, donde fui invitada a un concierto en Venecia, y después me quedé a estudiar en el Conservatorio. Por eso llegué a Italia, por la música”.
De la Ópera a David Bowie
Aún con una carrera en Italia, María nunca se ciñó al tabú de lo rígido en su formación de canto clásico. “Se suele pensar que, si estudias canto en un estilo, es imposible cambiar a otro, pero para mí es muy sencillo. Me gusta experimentar, no sólo con la música, sino con mi voz. Y claro, la voz es una parte espiritual que conecta con nuestra alma”.
Después de la muerte de David Bowie, María se puso en contacto con el pianista de Bowie, Mike Garson, y fue a Los Ángeles para grabar su versión de “Life on Mars”, como tributo al artista. “Fue una transición en mi vida musical, de una dimensión a otra. Durante esos días, le conté a Garson que siempre había querido colaborar con Eric Mouquet, de ‘Deep Forest’, quien fusiona música étnica con sonidos electrónicos. Garson se remitió a David Bowie, su búsqueda constante en el arte, todas las facetas que tuvo, y me dijo: ‘Necesitas seguir tus sueños, lo que sientes en armonía contigo”.
‘Deep Forest’ y la poesía chamánica
“Eric Mouquet y yo nos conocimos en Francia en 2016 porque me decidí a escribirle. Le conté sobre Siberia, en especial, sobre una de las ciudades en el norte, Khanty-Mansisk, donde habita la tribu Khanty. Son nómadas, viven en la tundra, crían renos, aún tienen este estilo de vida tradicional y misticismo que admiré desde mi infancia”. En especial, la conversación y el interés de Eric se concentraron en su historia con María Voldina, una chamana lírica y poeta de esta región.
María Voldina es una persona pública y ha aparecido en televisión diversas ocasiones. “La primera vez que la escuché fue con una melodía chamánica hermosa, me atrajo tanto su persona, su voz, que deseé conocerla. Un día íbamos a coincidir para cantar en un concierto en Siberia, pero algo pasó y no sucedió, me puse muy triste. A la brevedad, necesitaba ir a Moscú a un festival. Cuando tomé el vuelo, fui a mi asiento, y el hombre a mi lado quiso cambiar su lugar para ir con su acompañante, ¡y quien ocupó su sitio fue nada menos que María Voldina! Fuimos compañeras por 4 horas, hablamos sobre la vida de los chamanes, sobre la música siberiana y muchas otras cosas.
María Voldina se convertiría en la protagonista de la canción ‘Two’ (‘Двое’), canción basada en el poema que su esposo le dedicó para celebrar su amor y en las armonías de las canciones populares locales. La primera canción de ‘Siberian Tales’ fue un trabajo a distancia entre Italia, Rusia y Francia. “Eric escribió la música, yo la letra, y después grabamos en su estudio. Se sintió una energía increíble, todo el tiempo experimentamos, no sabía qué pasaría a continuación”.
Altai, la tradición y la mitología eslava
Eric Mouquet y María Matveeva vieron un gran potencial en el proyecto naciente, sin embargo, fue una travesía por las leyendas de Siberia lo que definió los pasos siguientes.
“Una de las regiones más visitadas son las montañas de Altai. Gente de todo el mundo va a buscar algo. Si ves un mapa, y ubicas la región del Tíbet, Altai está muy cerca. Hubo un pintor ruso muy místico, Nikolái Roerich, que organizó una gran expedición, y se dice fue a Altai para buscar la entrada al Shambalá, un reino divino”. En Altai pareciera que el tiempo no transcurre, la gente aún cree en los espíritus, y se comunica con la naturaleza. Creo que en México también tienen sitios así”.
Sin embargo, la segunda canción aborda otra leyenda de Altai, de la cual María se enteró gracias a una arqueóloga italiana, amiga suya. ‘La princesa de Ukok’ es una leyenda muy interesante, me hubiera gustado filmar el clip en Altai, pero esa zona está muy protegida y se necesitan permisos y un alto presupuesto. Entonces buscamos un sitio similar en Italia, Campo Emperatore, famoso para filmaciones en el cine italiano”.
‘Kalinushka’ (‘Калинушка’) vino a continuación, un diálogo entre las visicitudes del pasado y el presente, inspirado en una antigua canción tradicional que solía cantarle a María su bisabuela Anastasia. Finalmente se estrenó ‘On the edge’ (‘На границе миров’), que reúne elementos de la mitología eslava, y trata de los ciclos de la vida y el mundo. “Para el videoclip de ‘On the edge’, fui a mi ciudad natal, Omsk, y fue el primer video totalmente grabado en Siberia. Este video ganó un premio en los Russian World Music Awards 2020.
De Siberia para el mundo
María Matveeva se convirtió en la productora de ‘Siberian Tales’ gracias a su incesante búsqueda, y ha logrado posicionar sus historias sonoras incluso en el top chart de países Africanos, así como el deseo compartido de descubrir Siberia.
“Mucha gente, incluso mi familia no entendía por qué lo hacía, por qué dejaba proyectos operísticos por seguir esto, pero para mí era una misión personal. Cuando empecé a trabajar en este proyecto no pensé en lo que la gente diría, necesitaba algo novedoso en mi carrera, romper las reglas”.
El trabajo con Eric Mouquet ha sido un gran aprendizaje para María, tanto en lo musical, como en sus habilidades de composición, dirección y producción de los videoclips. Ella se describe ‘visionaria pero realista’ ante las posibilidades. “Cada idea necesita tiempo. Por ahora trabajaré 2 canciones más con Eric, una con Mike Garson, y tengo otro proyecto con un artista americano. La parte visual, lo cinematográfico, es un mundo en el que cada vez me sumerjo más. Quizá en el futuro podré hacer algo relacionado con la música y el cine”.
La pandemia del coronavirus, y haber vivido el aislamiento tan cercana a uno de los escenarios más críticos que se vivieron, en el norte de Italia, la llevaron a una profunda reflexión. “Hemos experimentado cambios, en nuestra mente y nuestros sentimientos. Necesitamos aceptar esto que vivimos, creerlo, y mandar amor y luz al mundo. Para mí es importante como artista decir algo a través de la música. Es un lenguaje universal. Son vibraciones. Actualmente hay una amplia oferta musical, y más allá de que necesitemos bailar y divertirnos, es importante crear algo propio, algo que nadie haya hecho antes. Manifestar tu propia visión”.